Legumbres de cinco estrellas: los garbanzos de Fuentesaúco
En esta época del año apetece que la cuchara reine en nuestra mesa, los cocidos, las sopitas (o sopazas), los buenos habones y los guisos que empañan la ventana de la cocina mientras los preparamos y que la dejan traslúcida durante horas. Estos manjares reinan en nuestros estómagos y dejan nuestras mentes somnolientas y dispuestas a someterse a siestas de pijama y orinal, pero lo creáis o no, es posible elevar aún más el listón. ¿Cómo? Pues utilizando los números uno de cada ingrediente, en el caso de hoy nos vamos a por el peso pesado de los garbanzos, los de Fuentesaúco, los reyes indiscutibles del ámbito nacional e internacional.
El garbanzo de Fuentesaúco es una indicación geográfica protegida proveniente de “La Guareña” en nuestra amada Zamora, lo cual garantiza, cuando los adquieres, que realmente han nacido y crecido donde te prometen.
Se han desarrollado durante siglos, demostrando en cientos de ocasiones que no son unos garbanzos cualquiera, superando rigurosísimas pruebas de calidad, desde las más modernas y profesionales hasta las más antiguas y autodidactas (que no por ello menos exigentes). Pero lo que los consumidores de a pie no saben es que estas maravillas redondas se ganaron la protección real allá por el siglo XVI, y fueron reconocidas a un nivel que casi parece más un chiste que un logro real, tales como la prohibición del cultivo de ningún otro tipo de garbanzo en sus tierras originales o ser nombrados y encumbrados por Francisco de Quevedo, Benito Pérez Galdós o el Premio Nobel Camilo José Cela nada menos, por su increíble sabor y calidad incomparable a ningún producto de la época. Su fama alcanzó incluso las colonias americanas donde se consideraban un manjar y solo los adinerados podían acceder a ellos.
Los premios no les caben en las raíces destacando el de Ecocultura de Castilla y León del año 2015. Pero sus condecoraciones se extienden hasta muchos siglos atrás, siendo reconocidos incluso por la realeza y como hemos anotado anteriormente, algunos de los mejores literarios de nuestra historia, incluso los grandes Chefs de nuestro país los escogen en primer lugar.
Y es que poniéndonos técnicos, esta bestial variedad de garbanzo tiene una capacidad de adaptación al terreno y sus cambios así como a las condiciones externas (temperaturas, precipitaciones…) que casi podríamos considerarla un auténtico superpoder, razón por la cual se hace fuerte en años malos produciendo a niveles normales y con propiedades intactas, propiedades de las que pasamos a hablar a continuación:
VALOR NUTRICIONAL POR 100GR DE GARBANZOS
- Calorías: 365 Kcal.
- Hidratos de carbono: 62 gramos.
- Proteínas: 21,3 gramos.
- Grasa: 6 gramos.
- Colesterol: 0,00
- Fibra: 17 gramos.
- Vitamina C: 4 miligramos.
- Vitamina B1: 0,475 miligramos.
- Vitamina B2: 0,215 miligramos.
- Vitamina B3: 1.540 miligramos.
- Vitamina B6: 0,535 miligramos.
- Vitamina E: 285 miligramos
- Vitamina K: 12 microgramos
- Calcio: 130 miligramos.
- Hierro: 8 miligramos.
- Cinc: 2,74 miligramos.
- Sodio: 29 miligramos.
- Potasio: 712 miligramos.
- Fósforo: 255 miligramos
Sin duda los valores nutricionales de los reyes de las legumbres son una pasada, aportando un gran número de nutrientes esenciales y aportando importantísimas dosis de hierro como legumbres que son. Pero sin duda es su grandioso sabor y textura incomparable lo que lleva a millones de consumidores cada año a acercar estas mágicas bolitas a sus mesas. Pero ojo, no despreciemos los garbanzos durante el verano, se pueden elaborar riquísimas ensaladas de garbanzos, que los mantendrán cerca durante todo el año.
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